lunes, 14 de enero de 2013

Chill 29



No podía negar que estos tres años de mi vida a lado de Lana, habían sido tan magníficos, que todo lo que me rodeaba se encontraba lleno de alegría. 
El crecimiento de mis niñas era tan notable que no podía dejar sentirme tan feliz al ver el gran parentesco que tenían conmigo y con sus dos abuelas. Aprendían rápido y siempre mostraban gusto por la música y por todo lo que percibían a su alrededor. Ellas y la pequeña Jaaila hija de Lauri y Damara eran las consentidas de los tíos Aki y Eero, eso sí, el peor error que podíamos cometer era juntar a Julius, John, las gemelas, la hijas de Eero, la hijas de Aki y la pequeña Jaaila, el estudio pasaba a ser una estancia infantil cuando teníamos nuestras reuniones familiares cada fin de mes. 

Lana en este transcurso de tiempo se dedicó a terminar su carrera, cuando nos dieron su nacionalidad en Finlandia todo fue más fácil para ella, ya que el cambio a la profesión que deseaba no fue difícil. 
Su constante dedicación por sus hijas y sus estudios me sorprendían a diario ya que cuando llegaba a casa con las niñas ella tenía en orden todo y también tiempo para nosotros. 
Habían ocasiones en las que llegué a pensar que era bruja, por el simple hecho de terminar sus labores sin dejar nada pendiente. Aunque John no ayudaba mucho a mantener el aseo perfecto de mi esposa, jamás se ganó un castigo, él sabía perfectamente lo que debía hacer y también apoyaba en ciertas tareas que Lana le asignaba. 
Mi madre nos apoyaba con los niños sí era necesario. John iba cada tres meses a Singapur y mis suegros viajaban periódicamente a visitarnos. 
Lo poco que supe de Eiki fue que se había casado, no recibimos invitación para la boda ya que según él, había sido afueras de la cuidad y Anelli no quiso celebración por el embarazo tan bochornoso que había tenido. Al parecer tuvieron un varón. 
Lana no me contaba mucho de lo que hablaba con él, sabía que aún le tenía un poco de recelo y rencor, pero estaba seguro que seguían teniendo más contacto del que me imaginaba, ya que un día sin querer con su celular en mis manos, llegó un mensaje con la foto del primogénito de este.
Con respecto a Mikko y a Flavia, seguían teniendo una maravillosa relación, eso me constaba por que llegaban juntas de la escuela, comíamos casi a diario y no había otro tema que su relación con Mikko.

Cuando Lana terminó su carrera consiguió un trabajo que muy a mi parecer no era bueno. En ocasiones se quedaba más tarde y viajaba mucho, nada excedía de los tres días, pero no me gustaba estar mucho tiempo lejos de ella. 
La empresa le exija demasiado a mis expectativas, tenía cursos continuos para para diferentes labores en ese lugar, no ganaba mal, podría decir que en ese aspecto le iba muy bien, pero como todo hombre resignado me hubiese gustado ser yo el único que mantuviera nuestro hogar. 
Nuestro trabajo en la banda seguía en pie y las giras eran constantes, llegamos a salir juntos a unas cuantas de ellas, pero no fueron muchas ya que el trabajo de mi esposa impedía eso. 

Había veces en las que quería obligarla a salir de ahí, mi madre siempre me decía que la dejara realizarse y que no estorbara en su desempeño como mujer ejerciendo su profesión, que la abuela se podría encargar de los niños sin problema alguno. 
Aunque no me gustaba la idea, sabía que tenía razón, mis hijos crecían y estaban siendo educados de una manera excepcional. 

En una ocasión tuve una pequeña discusión con Lana referente a su trabajo ya que su llegada fue tan tarde que me impidió que fuera a recogerla. No obstante la vi bajar de un porche plateado, yo no la celaba mucho pero me molestaba que no me dijera que vendrían a dejarla. 
Su único argumento era "Nunca dudes de mi ok?". Subía, bajaba corría de un lado al otro y me desesperaba verla para todo con su celular de última tecnología. 
Sí comíamos el "bibip" la hacia interrumpir su bocado para checar mails, mensajes y etc.
De las llamadas ya me había acostumbrado, pero de todo lo demás comenzaba a perder el control de mi enojo.  

Días más tarde invitó a comer a su jefe, las niñas llegaban de la escuela y la comida estuvo preparada para cuando estuviéramos todos en la mesa. El recibimiento de este alto ejecutivo merecía tirarle rosas por donde pasaba, Lana se desvivía por atenderlo y claro, sabía que era su jefe pero no encontraba la razón de brindarle tantas atenciones a un hombre que sólo le pagaba por los servicios que mi mujer hacía. Quise encontrar respuesta y lo único que me llegó a la cabeza fue que él deseaba algo más con ella. 
Claro que eso, ocasionaba una pelea para ambos ya que yo, no estaba acostumbrado a ser desplazado por nada, ni nadie. 
-Qué cosas dices Pauli -dijo apenas riéndose de lo que había escuchado. 
-¿Se te hace muy gracioso? -pregunté molesto. 
-No. Pero me molestan ese tipo de comentarios. 
-Entonces ¿por qué lo invitaste a comer? -dije alzando la voz. 
-Por que estamos a punto de cerrar un negocio y le dije sí entraban los clientes lo invitaría a comer, él accedió pero quiso que fuera aquí en la casa para conocerte y conocer a las niñas. Eres algo pre juicioso y celoso -intentó dejarme con la palabra en la boca, cosa que impedí sujetándola del brazo fuertemente. 
-Desde que estas trabajando has cambiado demasiado Lana. No quiero enterarme de que tu jefe y tú... 
-¿¿Qué te sucede?? -dijo interrumpiéndome y tratando de soltar su mano de mi apretón-, ¡deja de hacerte ideas estúpidas y no vuelvas a tocarme de esta manera!
-Lana... Perdóname -la solté inmediatamente, mis impulsos estaban transformándome-, tengo miedo de perderte. 

Sin mencionarme nada subió a la habitación y cerró la puerta casi al momento de mi llegada. 
Las niñas dormían, tomaban una siesta después de la comida todos los días. Abrí lentamente y la vi sentada acomodando unas cosas en el armario. 
-Lana... -susurré para hacerla voltear, pero no lo hizo-, Por favor escúchame.
-Pauli no quiero saber nada de ti en estos momentos, así que has el favor de dejarme sola, meditar las cosas que dices y entender que te amo -Se levantó de su asiento y fue al cuarto de baño ubicado en la recámara, cerró mientras yo me quedaba parado esperando a que saliera, pero tardó demasiado tiempo en que eso sucediera. 

La mayor parte de la tarde estuvimos así, sin dirigirnos la palabra, sin vernos a la cara. Sabía perfectamente que cometí el error más grande en tomarla por la fuerza y hacerla escucharme, jamás imaginé que llegaría a tanto, más sin embargo, ella me sorprendía al verla tan tranquila y llena de calma, jugando con sus hijas, evitándome a toda costa e ignorándome por completo. 
La culpa comenzaba a comerme el alma viva, me encontraba en medio de la nada deshaciendo lo mejor que pude tener en toda mi vida. Sí seguía así, perdería por lo que tanto tiempo luché, y no quería. 

En la sala me senté solo, mientras dejaba caer lágrimas de mis ojos, el dolor en mi pecho se sentía apenas recordaba lo que había hecho, mi cabeza resentía el coraje que mostraba en mis puños cerrándolos fuertemente y presionando cualquier cosa que tuviera cerca convirtiéndola en piedras pequeñas. 

Cuando llegó la noche, las cosas permanecieron de la misma manera o quizá peor. 
Nunca lo hacía, solo dormía con las niñas en caso de que tuvieran pesadillas o tuvieran miedo, nada más. Me dejó solo en la recámara y por obvias razones yo no pude dormir. 
No tenía que ir a ensayar con la banda, así que todo era en parte más fácil para mi. Yo me encargaba de llevar a mis hijos a la escuela en mis días libres, pero esta vez Lana se adelantó. Despertó más temprano que de costumbre y salió de la casa cuando yo me levantaba. 

En las semanas siguientes, siguió en la misma actitud de ignorarme y no prestarse para platicar y aclarar las cosas, comenzaba a desesperarme, había transcurrido mucho  tiempo que no peleábamos, hasta temía que un día despertara y no la encontrara en la casa. 
John me preguntaba constantemente que sí Lana estaba molesta conmigo, él notaba algo raro en nosotros dos, al instante no supe que responderle pero luego terminé por inventarle que su trabajo la estaba haciendo perder la cabeza y yo era el molesto con ella. 
Era estúpido que ocultara mi culpa, era cobarde, pero no sabía que más debía hacer. Mi desesperación crecía, no era momento de sentarme a reflexionar sobre que podría pasar, tenía que hablar con ella. 

Bajó a la cocina por unos jugos y buscaba cereal tal vez para ella, me levanté rápidamente y fui a donde se encontraba. 
Cuando termino de buscar en la alacena se dio cuenta de mi presencia recargada en unos de los muros de la cocina y prosiguió con lo que estaba haciendo. 

-¿Cuánto tiempo más Lana? ¿Cuánto tiempo seguirás con esa actitud? 

No me miró, por un momento creí que no me respondería. 
-¿Actitud? -rió sarcásticamente-, por favor Pauli no me vengas con esas tonterías sí sabes perfectamente que aquí tú eres el único que tiene problemas por lo que hago. 
-Lana no podemos seguir así -caminé en dirección a ella buscando tenerla de frente. 
-Ya te dije que yo no soy la del problema -dio media vuelta para evitarme, yo la sujeté con mi brazos rodeando su cuerpo y amarrándola junto a mi. 
-Te extraño y te necesito -susurré a su oído. 

De repente un fuerte golpe en el piso que provenía de las escaleras nos hizo separarnos. Era Katherine que estaba sobándose el golpe mientras más arriba se escuchaban pequeñas risas de Kimberly y John.  
-¿Qué sucede aquí? -pregunté mientras levantaba a Kathie para llevarla a mis brazos, caminé hasta llegar a las escaleras y los dos muchachitos que reían guardaron silencio y cambiaron su semblante a uno sepulcral. 
-Niños, ¿Qué les dije sobre espiar a las personas en sus conversaciones? -Lana extendió los brazos a Kathie y se la llevó junto a ella mientras miraba los otros dos pequeños. 

-Mami, John me dijo que tú y papá estaban hablando y que ya se iban a reconciliar y por eso venimos a escuchar -Kimberly miró a Lana, ella respondió con una sonrisa y subió las escaleras para dirigirse al cuarto de las gemelas. 

Kim al darse cuenta de que permanecía de pie observando lo que hacían, bajó las escaleras me tomó de la mano y subió conmigo. Tenía demasiado que no estaba con ellas, que no disfrutaba de un día en familia. 
Entramos a la recámara y ellas se acostaron en la cama, tomé mi distancia pero Kim logró romper esa barrera que había puesto en esos momentos llevándome a la cama con los demás. 
Lana inició la película y todos permanecimos atentos por un largo rato hasta que oscureció y los niños se quedaron dormidos.  

Me levanté lentamente para acomodar a las gemelas y llevar a John a su recámara, Lana se dirigió al nuestro cuarto, quizá pensé que iría a cambiarse para dormir con las niñas como últimamente lo había hecho, pero no fue así. Cuando llegué a la recámara ella estaba sentada recargando todo su peso sobre la cabecera de la cama ojeando un libro extendido en ambas piernas. Me miró entrar y prosiguió con su lectura. 
Fui al baño a cambiarme, y como no estaba dispuesto a cruzar palabra con ella prendí mi MAC para checar la página de Facebook de la banda como últimamente había estado haciendo. 

Ella terminó de leer su capítulo y apagó la luz de su buró, se recostó de lado dándome la espalda y se quedó, a lo que imaginé yo, dormida.
Apague la computadora después de navegar y hacer contestaciones a algunas fans, la guardé en el cajón de mi pequeño mueble y apague también la luz recostándome de lado contrario a Lana. 

No transcurrió mucho tiempo en que sintiera que se moviera de la cama mi acompañante, pensé que iría al baño o a hacer otra cosa, pero no, se dirigió a mi nombrándome en un tono del cual no pude evitar resistir y voltear. 

-Vamos a hablar ¿sí?
-Te escucho -dije tranquilamente. 
-Estoy cansada Pauli, estoy harta de está situación, dime, ¿está mal que trabaje? ¿está mal que quiera mi superación como mujer? ¿qué hago mal? 
-Nada amor, aquí el único que está mal... Soy yo. Perdóname. 
-Nunca dudes de mi amor, nunca pienses que te dejaría por alguien más, tú eres mi único amor por el cual quiero vivir y morir sí fuera necesario -se acercó a mi y puso su brazo sobre mi pecho. 

No podía negarlo, me sentía feliz, todo este tiempo distanciados me había servido para meditar las cosas y para intentar ser mejor esposo. Dejaría a Lana trabajar sin reprocharle nada y de la misma manera intentaría no celarla. 
La besé apasionadamente y comencé a provocarla, pues me hacía falta sentir su piel mía y sus labios pronunciar mi nombre en cada unos de los latidos de su corazón. ¿Qué haría si no estuviera a mi lado? ¿Qué sería de mi vida sin ella? 

A la mañana siguiente despertamos antes de los niños se levantaran de la cama, nos quedamos abrazados por unos instantes hasta que nos conducimos a saciar del manantial de amor que manteníamos pendiente. 
Disfrutaba tanto de tenerla así, para mi, tan tierna envolviéndome en su amor, en su entrega y en la dicha de ser uno solo en cualquier momento de la vida. 
Lana tenía que salir a preparar unas cosas junto con Flavia, yo iría a ensayar y por lo tanto me llevaría a los niños conmigo hasta que ella pasara por ellos. Quedó en no llegar muy tarde, para que pudiéramos trabajar sin los gritos y risas que siempre traían entre ellos. 

La hora acordada en que pasaría por los niños excedió, no me preocupaba, me extrañaba que no me avisara que sucedía. Llamé a su celular y no contestaba, comenzaba a hacerme ideas extremistas. Eero me dijo que no importaba que se quedaran más tiempo los niños, tenían mucho en que entretenerse con el tío Aki. Proseguimos con el ensayo notando que Lana excedía las tres horas de retraso, Eero me miraba intentando tranquilizarme, pero estaba comenzando a exasperarme de una manera ilógica. 
De la bolsa de mi pantalón el vibrador del celular me anunció una llamada del número de Lana.

-Bueno -Contesté con voz alta y molesta. 
-¿Pa... Pauli? -el tono de la otra persona no era el de mi mujer, era el de una persona asustada y con llanto al hablar.
-¿Quién llama? -pregunté con desconcierto de algo que no sabía ciertamente que era. Pero comenzaba a preocuparme.
-So...y... Soy Fla... via... -suspiró amargamente para recobrar fuerza-, Lana... Está en... el... Hospital. Ven... por favor. Los doctores dicen que... está... muy... mal.

El teléfono se me fue de las manos. Estaba en shock. Un frío invadío mi cabeza y perdí mi respiración por unos instantes, no quería creer que algo malo le había pasado a mi mujer. 
Mi Lana... Mi Lana. 

5 comentarios:

  1. aaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh!!!!! no manches!!! osea!!! aaaaaaaaaaah!! nonononooo!1 no le puede pasar nada a ellaa!!!! osea, ya todo estaba bien, ya todo estaba bieeen!!! nono, las niñas!! nonono!!!! aarg!! pero bueno D: que habrá pasado? :o nono!! ese jefe suyo como si me dio mala espina, un poco, pero él, no Lana D: nono!! por favor que no le pase nada, se que mi Pauli no lo resistiria... noo!!1 ya sufrio mucho el pobre u.u

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  2. noooooo como que le pasooo?? ya se habian reconsiliado y pasa eso... creo que pauli es muy celosito jajajaja... espero que no le pase nada a lana :(

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  3. aww las gemelas estan hermosas
    mi Paulito es muy celoso ... ese jefe de Lana bueno en si su trabajo ..!!
    y ahora que le paso a Lana ..!! ¿que?
    ahh sube cap pronto ...
    mi Paulito no puede volver a sufrir tanto ehh ..!!

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  4. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! que no le pase nada por favor!!!!!!!!!!!
    Pero, pero como fue que paso.... un accidente o acaso fue el maldito de su jefe que se quiso propasar con ella y por defenderse terminaron lastimandola mas?!?!?!?!?!
    Dime!!!!!!!!!!!! si apenas habia arreglado sus problemas, no es justo que le pase eso, tiene que estar bien, tiene hijos que cuidar y un esposo que amar
    Pauli tranquilo todo va a salir bien
    No nos dejes con esta intriga por favor!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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  5. Mi Pauli esta de celoso , hasta así lo amó :3
    Sus hijas son hermosas muy hermosas.
    :o su pelea berrinche con Lana y luego cuando ya no están enojados lo que le pasa a Lana :/
    Sufro con los siguientes capítulos u.u

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